Escuchar con las manos
Escuchar con las manos
11 noviembre, 2019Como comentamos en el artículo en relación a la “Importancia del tacto”, en terapia, al tacto lo entendemos como una técnica o procedimiento donde reparamos o prevenimos un dolor, y también como una expresión de sentimientos, ya que supone una consciencia y empatía con los sentimientos y el estado emocional del paciente. Por eso hablamos de escuchar con las manos.
Cuando trabajamos con bebés realizamos un tacto suave y acariciamos, no hacemos fuerza, dejamos que el tejido del bebé y el nuestro interaccione y se conozcan, intercambiamos sensaciones. Aunque un movimiento se realiza pensando en la anatomía, la fisiología, la biomecánica… la experiencia táctil que recibimos cada uno de nosotros, incluidos los bebés, nunca podemos saber cómo se va a expresar; tiene a ver con la imaginación, el recuerdo, el impacto emocional y el acompañamiento. Quizá sea una cuestión más filosófica que neurológica.
¿Cuándo comenzamos a escuchar con las manos?
Como bien explica Cristina Rodríguez en su artículo “Los cimientos emocionales y sociales del ser humano” el tacto expresivo, emocional, se empieza a gestionar en el útero, durante el embarazo, ya que el feto recibe una estimulación sensorial, ya sea por la temperatura como por el movimiento rítmico del útero. Más adelante, durante el parto, el bebé está sujeto a fuerzas y presiones, así que su primera experiencia física, si lo pensamos, ya está asociada a la parte táctil, ya empieza la vida extrauterina siendo tocado.
Cuando el bebé sale tiene una misión, un objetivo: sobrevivir. Requiere de atención y sentirse querido, cuidado, sentirse preciado y precioso; es esencial para la salud física y emocional, así como para el bienestar de la salud adulta. Todo lo que sentimos tiene una repercusión emocional y cuando tocamos en terapia, hay una repercusión física y corporal.
Las emociones son:
- Sensaciones físicas
- Fenómenos somáticos extraordinarios
- Agitaciones internas
Y todas se dirigen a una preparación fisiológica de acción y expresión; nuestro sistema, el del infante y el del bebé se tranquiliza cuando tocamos, o quizá justo lo contrario, se exalta. ¿Por qué?
Pues porque estamos sobre muchos receptores del sistema nervioso que, a veces, por traumatismos físicos o emocionales (dolores, pérdidas, golpes, caídas…) el sistema queda desequilibrado y manifiesta un dolor físico o hace que un tejido quede congelado, con poco movimiento, con poca vitalidad.
En Osteopatía, a veces, escuchamos con las manos.
¿Verdad que habéis sentido y vivido que las manos de los fisioterapeutas y osteópatas a veces se quedan quietas? Parece que no estemos trabajando, aunque todo lo contrario, estamos sintiendo el tejido, la densidad, el movimiento… usamos nuestras manos para escuchar el cuerpo, porque el cuerpo habla y habla mucho.
Las respuestas emocionales están organizadas en el sistema límbico; la integración de éstas corresponde al trabajo en sinergia de factores fisiológicos y psicológicos. En el sistema límbico “confluyen” el resto de sistemas, es decir, es donde la parte emocional encuentra el soma y entonces hablamos de somatización.
Previamente a esta respuesta emocional hay una percepción, uno de los procesos cognitivos fundamentales para que cada uno de nosotros nos podamos adaptar al ambiente donde nos desarrollamos. Debemos ser capaces de ver qué tenemos delante, identificar un ruido, oler, saborear… percibir aquello que tocamos. Saber si es agradable, a nosotros como personas conscientes y también como organismo; volvemos a escuchar el tejido con las manos y ser escuchados por las manos de un terapeuta que, poco a poco, optimizará nuestro dolor y nos aportará recursos, verbales y no verbales, para sentirnos mejor.
Cuando tratamos a bebés escuchamos todo lo que el cuerpo expresa, la tensión en la barriguita que causan los cólicos, el movimiento craneal que tiene cada uno después del parto, la movilidad de su tejido general. Si el cuerpo de un adulto habla… imaginaros como lo hace el de un bebé!
Núria Salavert. Fisioterapeuta y Osteópata. Especialista en Fisioterapia respiratoria y Osteopatía Pediátrica.